Meditar es
una de las grandes artes de la vida, quizá la mayor. No se puede aprender de
otra persona. En eso está su belleza. No tiene técnica ni, en consecuencia, está
sometida a ninguna autoridad. Cuando tú aprendes a conocerte, te observas a ti
mismo, te observas cómo andas, cómo comes, cómo hablas y lo que dices y lo que
sientes…; cuando caes en la cuenta de todo lo que eres en ti mismo, sin
restricción y sin selección…ése es el comienzo de la meditación. Por eso puedes
meditar cuando estás sentado en un autobús o cuando vas andando por un bosque
lleno de luz y sombras, o cuando oyes el canto de los pájaros, o cuando miras
el rostro de tu mujer o de tu hijo.
Carlos. G. Vallés.
Del libro: Cuéntame cómo rezas.
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A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!