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Mostrando entradas de junio, 2011

Manos que saben tanto.

Ni siquiera es otra vez.... Es la misma, repetida tantas noches, tantas semanas, tantos años! Es la misma vez porque ella es la misma, en su cansancio sobrepuesto por fuerza de ternura, en sus manos oficiando el ejercicio del amor, hecho labor de agua y de jabón, de calor de cocina y de plancha. Sus manos han descolgado ropa húmeda, la secaron al fuego de la chimenea, la doblaron con prolijidad, la distribuyeron en los placares, tendieron camas y ordenaron la vida, hicieron la comida tantas veces como marcó el hambre y el reloj; entraron leña, atizaron las llamas, hicieron bizcochos en el horno de la tarde, aplacaron discusiones, equilibraron con caricias, disolvieron tensiones en sonrisas. Hoy, una y otra vez, sus manos hicieron el hogar. Y cerca de las manos, tan cerca que casi está en ellas, el corazón inspirando cada minuto, sostuvo a lo largo y a lo ancho del día la voluntad de amar. Ella igual a sí misma, tan igual como este “cada vez” de tantos “cada día” y en su suma la duració

Constancia.

Cuando nada parece que da resultado, voy a mirar el picapedrero que martilla la roca cien veces quizás sin que aparezca siquiera una grieta. Sin embargo, al centésimo primer golpe de martillo la roca se quiebra en dos partes, y yo sé que no ha sido ese último golpe lo que lo hizo, sino todos aquellos que habían sido dados anteriormente. John H. Menear.

Semillas del alma...

En todos y cada uno de los momentos que pasa un ser humano sobre la Tierra se planta algo en su alma. Así como el viento arrastra cientos de semillas aladas, los momentos de la vida hacen germinar una vitalidad espiritual que arraiga imperceptiblemente en la mente y la voluntad de los hombres. Muchas de esas semillas innumerables mueren y se pierden, porque los hombres no están preparados para recibirlas, ya que esas semillas sólo pueden fructificar en los terrenos abonados por la libertad, la espontaneidad y el amor. Thomas Merton.

El Don.

Un rosal no está atento a los demás, cuando está formando su rosa más magnífica. No se preocupa del color que los otros rosales les darán a sus rosas. Está ensimismado, consultando la sabiduría de su propia savia, no comparándose con nadie, buscándose hondamente, haciendo fluir hacia la superficie la virtud de su flor única. Y cuando la hace florecer el mundo se acerca hacia él con admiración, le muestra su gratitud de mil maneras, y lo toma como uno de los regalos más preciados que puede hacerles a los seres que quiere o admira. Ese es el principio básico: cuando encuentra lo mejor de sí mismo, aquello único que ha venido a realizar en el mundo, el mundo le abre todas las puertas para su Don . Porque: el mundo estaba esperando que cada uno aporte lo mejor de sí mismo, porque con su Don enriquece a la humanidad entera. Amalia Estévez . Gracias Fran!!!

Sobre el miedo y la ansiedad.

No es que el heroe sea más valiente que nadie, sino que lo es por cinco minutos más. (Emerson) El miedo es tu amigo. Él te cuida y te protege cuando estás en peligro. Utilízalo cuando realmente sea necesario hacerlo. No lo derroches en susceptibilidades y angustias inútiles. Temerle a un buen enemigo es una ventaja afortunada que no debes desperdiciar. El miedo forma parte de tu naturaleza, él está ahí porque el universo te quiere vivo. Cambia tu concepción del temor, aunque sea incómodo sentirlo. Él tiende a agotarse, y a la hora de la verdad, solamente se trata de adrenalina corriendo por las venas. Cada vez que sientas miedo, la biología más primaria te está aconsejando. Te está diciendo: “Algo estás percibiendo como amenazante, por eso me activaste. Dime, ¿qué te preocupa?” La mente inventó la ansiedad, como una forma evolucionada de temor. Ella te da la posibilidad d e desarrollar una actitud previsora y prepararte para la defensa, pero no exageres su uso. Elimina de un

Amor en el aire...

C ada grito de hermandad que lanzamos se pierde en el aire y vuela a los espacios sin límite. Pero ese grito, llevado día tras día por los vientos, llegará por último a uno de los extremos de la tierra y resonará largamente, hasta que un hombre, en alguna parte, perdido en la inmensidad, lo escuche y feliz, sonría... A lbert C amus.

Me dispongo a perdonar.

Me gusta la sensación de libertad que siento cuando me quito la pesada capa de críticas, miedo, culpa, resentimiento y vergüenza. Entonces puedo perdonarme a mi y perdonar a los demás. Éso nos deja libres a todos. Renuncio a darle vueltas y más vueltas a los viejos problemas. Me niego a seguir viviendo en el pasado. Me perdono por haber llevado esa carga durante tanto tiempo, por no haber sabido amarme a mí ni amar a los demás. Cada persona es responsable de su comportamiento, y lo que da, la vida se lo devuelve. Así pues, no necesito castigar a nadie, todos estamos sometidos a las leyes de nuestra propia conciencia, yo también. Continúo con mi trabajo de limpiar las partes negativas de mi mente y dar entrada al amor. Entonces me curo. Louise L. Hay.

Victoria es el arte de continuar.

Erase de un gran violinista llamado Paganini. Tenía un talento especial para la música, aunque algunos lo consideraban un tanto extraño, mientras que para otros era sobrenatural. Desde su violín vibraban melodías que no parecían de este mundo. Mágicos sonidos viajaban por la sala cuando él tocaba un instrumento que parecía parte de sí mismo. Una noche en que se llenó un teatro completo para verlo tocar, sale a escena la orquesta aplaudida fervorosamente por el público. El director estaba feliz y el público muy entusiasmado. Paganini coloca su violín sobre el hombro y comienza el deleite de la música. El silencio era absoluto y el espectáculo tenía brillo y armonía. De pronto, un sonido extraño interrumpe la obra: una cuerda se rompió. El director paró. La orquesta paró. El público paró, pero Paganini, tomó aire y mirando atentamente la partitura, continuó. Exaltados, todo continuó vibrando cada vez más. Nuevamente, otra de las cuerdas del maestro se rompió. Las caras del público