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Mostrando entradas de febrero, 2011

Nuestros alpes interiores.

H ay quienes emprenden la ascensión de los Himalayas en busca de la iluminación. Pero no son los Himalayas quienes habrán de iluminarnos. Debemos encontrar nuestra cima interior. Iniciar el viaje supremo: la ascensión de consciencia. Escalar nuestros Alpes interiores y encontrar en su cima la claridad de nuestro ser. A lfonso R uiz S oto.

Por favor escucha... lo que no estoy diciendo.

No dejes que te engañe. Que no te engañe la cara que llevo. Porque sólo es una máscara, una de las máscaras que temo quitarme y ninguna de ellas soy yo. Aparentar es un arte que domino, pero no te dejes engañar. Te doy la impresión de ser fuerte, de que dentro y fuera de mí hay un día soleado y apacible, de que mi nombre es “confianza” y que “control” es mi juego. De que el mar está sereno y yo sereno al timón, de que no necesito a nadie, p ero no me creas. Mi exterior refleja serenidad. pero sólo es una máscara, siempre cambiando, siempre ocultando. Detrás de ella hay confusión, temor y soledad, pero esto lo escondo. No quiero que nadie lo sepa. Me da pánico que mi debilidad y mi temor queden expuestos. Es por eso el afán con que he creado una máscara en dónde ocultarme. Una fachada indiferente y sofisticada que me ayude a fingir, que me sirva de escudo ante una mirada conocedora. Pero precisamente, esa mirada es mi salvación, mi única esperanza, lo sé. Siempre y cuando venga

Sueñen.

Sueñen con un mundo donde el Dios y la Diosa que hay en ustedes nunca sea negado, y donde ustedes nunca más nieguen al Dios y a la Diosa que haya en otro ser. Permitan que su saludo, ahora y siempre, sea Namasté. Sueñen con un mundo donde el AMOR sea la respuesta a todas las preguntas y situaciones, la solución de todos los problemas y la experiencia de cada momento. Sueñen con un mundo donde la Vida y aquello que sostiene la Vida tenga el mayor valor, reciba el mayor honor y alcance su mayor expresión. Sueñen con un mundo donde la libertad se convierta en la expresión más elevada de la Vida, en el que nadie que afirme amar a otro pretenda reprimirlo y donde a todos se les permita expresar plena y verdadera mente la gloria de su ser. Sueñen con un mundo donde todos tengan las mismas oportunidades, donde los recursos estén al alcance de todos y donde todos tengan la misma dignidad, para que experimenten la inigualable maravilla de la vida. Sueñen con un mundo donde nadie

Perderse a sí mismo, negarse a sí mismo, morir a sí mismo.

Mirarlo todo dentro y fuera de usted, y cuando algo le sucede, verlo como si le estuviera sucediendo a otra persona, sin comentarios, sin juicios, sin actitudes, sin interferencias, sin intentos de cambiarlo, sólo de comprender. Cuando asuma esta actitud, empezará a caer en la cuenta de que se va desidentificando cada vez de su "mi". Santa Teresa de Avila dice que, hacia el final de su vida, Dios le concedió una gracia extraordinaria. No usa, por supuesto, esta expresión moderna, pero solamente se trata de la desidentificación de sí misma. Si otra persona tiene cáncer y no conozco a esa persona, eso no me afecta mucho. Si tuviera amor y sensibilidad, tal vez le ayudaría, pero eso no me afecta emocionalmente. Si usted tiene que presentar un examen, eso no me afecta mucho. Puedo ser muy filosófico al respecto y decirle: "Bueno, cuanto más se preocupe, peor será. ¿Mas bien por qué no descansa en vez de estudiar? " Pero cuando llega mi turno para presentar un examen, en

El corazón descansado...

E l corazón descansado, ve una fiesta en todo. P roverbio H indú.

Despiertos pero profundamente dormidos.

Para Heráclito, el mayor problema del ser humano es estar despierto pero a la vez profundamente dormido. Cuando soñamos despiertos, cruzan miles de pensamientos por nuestra mente, no somos conscientes de lo que sucede, de lo que hacemos, de lo que somos. Es como estar en un estado de embriaguez: nos movemos un poco, hacemos algunas cosas, incluso hasta tenemos algo de consciencia, pero siempre en estado de embriaguez. Te enamoras sin saber por qué, te enojas sin saber por qué. Buscas excusas y racionalizas todo lo que haces, pero racionalizar no es lo mismo que estar consciente. Estar consciente significa que todo lo que sucede en un momento determinado sucede cuando estás totalmente presente. Si estás presente cuando la ira se presenta, ésta no puede suceder, porque sólo ocurre cuando estás profundamente dormido. Cuando estás presente, se inicia una transformación inmediata en todo tu ser, porque muchas cosas no son posibles. Todo aquello que se ha calificado de pecado es imposible en

Hacer el campo fértil.

El maestro zen le encargó al discípulo que cuidara del campo de arroz. El primer año, el discípulo vigiló que nunca faltase el agua necesaria. El arroz creció fuerte y la cosecha fue buena. El segundo año, el discípulo tuvo la idea de añadir un poco de fertilizante. El arroz creció rápido y la cosecha fue mayor. El tercer año, colocó más fertilizante. La cosecha fue aún mayor, pero el arroz nació pequeño y sin brillo. - Si sigues aumentando la cantidad de abono, la cosecha del año que viene no tendrá ningún valor–dijo el maestro. “Fortaleces a alguien cuando le ayudas un poco. Pero si le ayudas demasiado, lo debilitas”. Paulo Coelho.

La religión del hombre.

Toda la humanidad pertenece a la religión del hombre, Dios es el padre para todos los hombres. Como hijos de Dios único, todos los hombres son hermanos. Todas las religiones proclaman la unidad de la divinidad y predican el cultivo del amor universal sin considerar la casta, credo, país ni color. Los ignorantes de esta verdad básica se vuelven orgullosos debido a su propia religión y crean gran confusión y caos al fragmentar la divinidad , y al tratar de limitar o dividir la divinidad infinita en compartimentos tan estrechos, se traiciona la divinidad. Una vez reconocida la verdad del espíritu morador, surge la conciencia de que el mundo es una gran familia. Sea cual fuere la religión de uno, todo el mundo debe cultivar el respeto hacia las otras religiones. Aquel que no tiene tal actitud de tolerancia y respeto no es un verdadero seguidor de su propia religión. No basta solamente el adherir a la práctica de la religión propia, uno debe también intentar ver la unidad esencial de todas

Transferencia.

D espués de todo, la muerte es una gran farsante. La muerte miente cuando anuncia que se robará la vida, como si se pudiera cortar la primavera. Porque al final de cuentas, la muerte sólo puede robarnos el tiempo, las oportunidades de sonreír, de comer una manzana, de decir un discurso, de pisar el suelo que se ama, de encender el amor de cada día, de dar la mano, de tocar la guitarra, de transmitir esperanza. Sólo nos cambia los espacios. Los lugares donde extender el cuerpo, bailar bajo la luna o cruzar a nado un río, habitar una cama, llegar a otra vereda, sentarse en una rama, descolgarse cantando de todas las ventanas. Eso puede hacer la muerte. ¿Pero robar la vida?... Robar la vida no puede. No puede concretar esa farsa… porque la vida… La vida es una antorcha que va de mano en mano, de hombre a hombre, de semilla en semilla, una transferencia que no tiene regreso, un infinito viaje hacia el futuro, como una luz que aparta i

El descubrimiento de uno mismo.

El descubrimiento de uno mismo no se basa en darse cuenta de lo que es verdadero, sino en desprenderse de lo que es falso. Lo verdadero no se encuentra. Siempre está presente. Es nuestra conciencia la que aparece y desaparece. Te resulta difícil encontrar tu verdadera identidad, porque aquella parte de ti que la busca es precisamente la misma que la obscurece. Una vez que sepas quién eres, no te perderás en ningún sistema de creencias, en ningún estado emocional ni en ninguna relación. Quien eres no está sujeto al lugar a donde vas, quién te acompaña ni tampoco a lo que haces. Sólo tú puedes decidir qué es importante para ti y qué no. Tu eliges en qué dedicar tu energía, tu tiempo y tu atención. Tú eres el único que decide lo que será tu vida, eres quien aviva cada relación y cada circunstancia que se presenta ante ti. Si tú no les das vida, aliento, significado y propósito, no tendrán ninguno. Ni una de estas cosas existe por sí sola. Ser uno mismo es experimentar la intimidad más pro

No tengo idea de adónde voy.

D ios, Señor Mío , no tengo idea de adónde voy. No veo el camino ante mí. No puedo saber con certeza dónde terminará. Tampoco me conozco realmente, y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo. Creo que el deseo de agradarte, de hecho te agrada. Y espero tener ese deseo en todo lo que hago. Espero que nunca haré algo apartado de ese deseo. Y sé que si hago esto me llevarás por el camino correcto, aunque yo no sepa nada al respecto. Por lo tanto, confiaré en ti aunque parezca estar perdido a la sombra de la muerte. No tendré temor porque estás siempre conmigo, y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros. T homas M erton.

Vivir en congruencia.

Mi pensamiento puede evolucionar (y es más que saludable que así sea), mi manera de ver las cosas hoy puede ser radicalmente distinta a cómo las veía ayer, pero entre uno y otro momento, o entre las dos ideas, debe haber un hilo conductor del proceso que permite comprender el cambio de los conocimientos y del proceso. Los dos pensamientos, aunque contradictorios, son congruentes; uno con la persona que yo era en ese momento, y otro con la que soy ahora (asumiendo de paso que ya no soy el mismo). Hoy puedo ser de izquierdas y mañana de derechas; hoy pueden gustarme las rubias y mañana las morenas (o los morenos); hoy puedo ser católico y mañana musulmán, ateo o judío; hoy puedo ser del Madrid y mañana del Barcelona (bueno, bueno, tanto no…), pero lo importante es que en todo momento esté siendo fiel a mi manera de sentir y pensar. No es lo mismo ser contradictorio con mi pasado (quizá eso sea incluso deseable como pauta evolutiva) que ser incongruente aquí y ahora. Una vez más recu

El otro lado del mundo.

Puedes ayudarme, puedes dejarme ir... Puedes seguir amándome cuando ya no me veas más. ...Eres el otro lado del mundo para mi.

Vida.

Toda cosa viviente tiene su propia sensibilidad, su propio modo de vida, su propia conciencia, pero el hombre presume que la suya es muy superior y, debido a la presunción, pierde su amor, su dignidad, y se vuelve insensible, duro y destructivo. J. Krishnamurti.

Cada vez que respiras.

El amor que puede concluir nunca fue verdadero. Vivimos de aproximaciones. A. Jodorowsky.

He llegado por fin...

H e llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño. J oseph H eller.

He sido un hombre...

H e sido un hombre que busca y aun lo sigo siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino en las ense ñ anzas de mi sangre. H ermann H esse.