Quiero definir el egoísmo como esta poco simpática postura de preferirme a mí mismo antes que a ninguna otra persona.
La idea de que si yo soy egoísta no voy a pensar en nadie más que en mí es la idea de creer que tengo un espacio limitado para querer, una capacidad limitada para amar a alguien, y que entonces, si lo lleno de mí, no me queda espacio para los demás.
Esta idea no sólo es absurda, sino que además es absolutamente engañosa. No hay una limitación en mi capacidad de amar, no tengo límites para el amor, y por lo tanto tengo capacidad para quererme muchísimo a mí y muchísimo a los demás. Y de hecho, desde el punto de vista psicológico, es imposible que yo pueda querer a alguien sin quererme a mí.El que dice que quiere mucho a los demás y poco a sí mismo miente en alguno de los dos casos. O no es cierto que quiere mucho a los demás, o no es cierto que se quiere poco a sí mismo.El amor por los otros se genera y se nutre, empieza por el amor hacia uno mismo. Y tiene que ver con la posibilidad de verme en el otro.Aquella idea tan ligada a las dos religiones madre de nuestra cultura, la judía y la cristiana, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, es un punto de mira, un objetivo de máxima.
No es amarás “más” que a ti mismo.
Es amarás “como” a ti mismo.
Esto es lo máximo que uno puede pretender.
Hay un cuento que trata de una muchacha llamada Ernestina.
—¡Estás perdiendo el maíz!
Ernestina se da vuelta para ver el camino, pero como los pájaros han estado levantando cada grano perdido casi antes de que tocara el piso, al no ver nada, la niña cree que los vecinos bromean y sigue su camino.
Más adelante, otra vez un granjero le dice:
—¡Ernestina, Ernestina! ¡Estás perdiendo el maíz, los pájaros se lo están comiendo!...
Ernestina se da vuelta y ve los pájaros que revolotean sobre el camino, pero ni un grano de maíz. Entonces continúa su trayecto con el maíz perdiéndose por el agujero del barril.Cuando Ernestina llega a su destino y abre el barril, ve que aún está lleno de granos de maíz hasta el mismo borde.
Uno puede pensar que es sólo una parábola para estimular a los mezquinos a dar, para conjurar su temor al vacío, y que el cuento es sólo una alegoría.
Y sin embargo, respecto del amor, nunca me vacío cuando amo.Es mentira que por dar demasiado me pueda quedar sin nada.Es mentira que tenga que tener sobrantes de amor para poder amar.
Y este maíz es lo que cada uno de nosotros puede amar.
La inagotable provisión de amor.
Esto es:
No nos vamos a quedar sin maíz para los pájaros si queremos llegar con maíz al granero.Ni nos vamos a quedar sin maíz para nosotros si les damos a los pájaros. No nos vamos a quedar sin posibilidad de amar a los otros si nos amamos a nosotros mismos.
"El camino de la autodependencia."
Hermoso, latente y presente este post, un cuento o fabula apropiada; definitivamente el egoísmo se esconde detrás de autoestima, el egoísmo es primo de la envidia, padre de la mezquindad, de la irresponsabilidad; un conjuro para sacar el egoísmo de nuestras vidas se necesita.
ResponderEliminarQue nos ilumine y no guíe la luz divina del amor, que el amor nos inspire y anime a servir con amor, a trabajar con amor, que el egoísmo salga de nuestras vidas y mas bien estemos despiertos y atentos a vivir con amor, para que nuestras noches sean bendecidas, abrigadas y protegidas, para que el nuevo día sea motivo de agradecimiento y alegría ¡Fuera el egoísmo!
Un besito marino
No conocía la historia. Así contado, será fácil recordarlo cuando vengan a visitarme los malos sentimientos por cuidar de mí "en exceso" :) . Precioso el blog .
ResponderEliminarGracias MAría Jose!
ResponderEliminar